En 1983 ocurrió una de esas historias curiosas que terminan revelando la esencia de un genio.
Un fan de Apple, M. L. N. Varon, le escribió directamente a Steve Jobs para pedirle algo aparentemente simple: un autógrafo.
Lo que recibió fue mucho más que eso: una carta firmada en papel membretado de Apple Computer Inc., que con el tiempo se convertiría en un recuerdo invaluable.
La carta de Steve Jobs
Con fecha del 11 de mayo de 1983, Jobs respondió con un breve texto:
“Me honra que me hayas escrito, pero me temo que no firmo autógrafos.”
Firmó la carta con su nombre y su inconfundible rúbrica, acompañado de su cargo en ese momento: Chairman, Board of Directors.
Lo curioso es que, al negarse a dar un autógrafo, terminó regalando algo mucho más valioso: una carta oficial firmada, con membrete de Apple y su sello personal.
Un recuerdo único
Cualquier fan habría esperado una firma rápida en una foto o un papel. Pero lo que Varon recibió fue distinto: un documento que con el tiempo se transformó en una verdadera pieza de colección.
Hoy esa carta es vista como un objeto histórico, no solo por la firma de Jobs, sino porque refleja su estilo directo, poco convencional y muy a su manera.
En lugar de un simple autógrafo, Steve Jobs terminó entregando un recuerdo único que, más de 40 años después, sigue siendo noticia y despertando la curiosidad de los fans de Apple en todo el mundo.
Una negativa que, al final, se convirtió en el “autógrafo” más inolvidable.
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Por: Jose Falla R
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